Para
hacer el papel se usa madera de pino y de eucalipto, que se cultiva en
plantaciones forestales. Estas plantaciones absorben mucho CO2 y ayudan a
que la superficie arbolada crezca y a que los bosques naturales se
conserven. Las plantaciones se hacen en tierras que los ganaderos y los
agricultores ya no utilizan. Así se crean puestos de trabajo y se
consigue que en esos lugares el campo no quede abandonado.

El
papel se fabrica con las fibras de celulosa que hay en la madera. Para
fabricar el papel, la fibra de celulosa (virgen o reciclada o una mezcla
de las dos), se deposita sobre una cinta conducida por rodillos. Las
fibras van formando una lámina húmeda. Después se elimina el resto del
agua con presión y calor y se da el acabado final al papel.

Las
fábricas papeleras convierten las fibras de celulosa de la madera en
papel, con el que luego se hacen muchísimos productos que se usan en el
mundo de la comunicación, la cultura y la educación, la sanidad y la
higiene, y el transporte y comercio de todo tipo de mercancías. Los
productos papeleros son naturales y reciclables y se fabrican con
complicadas maquinarias, cada vez más respetuosas con el medio ambiente.

El
papel, cuando ya lo hemos usado, se puede reciclar. Se envía otra vez a
la fábrica para convertirlo en papel nuevo. Para reciclar el papel
necesitamos tu colaboración: deposita tu papel y tu cartón usado en los
contenedores azules y en los ecobuzones, en lugar de tirarlo a la
basura. Con el reciclaje se aprovecha al máximo un recurso natural como
la fibra de celulosa y además reducen los vertederos y las emisiones de
gases que producen.
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